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Optimización de talento

El 74 % de las empresas admite que no logra retener talento tecnológico

El talento IT se ha convertido en un bien escaso. En plena era digital, donde casi todas las industrias dependen del software, los datos o la inteligencia artificial, los profesionales tecnológicos son más demandados que nunca. Sin embargo, esa misma demanda ha provocado una competencia feroz: atraerlos ya no es suficiente, el reto está en conseguir que se queden.

Según un estudio global sobre cultura y empleo tecnológico, uno de cada tres especialistas en IT ha cambiado de empresa en los dos últimos años, y el 74% de las organizaciones reconoce tener serias dificultades para fidelizarlos. La causa no es solo económica. Las personas que trabajan en tecnología buscan algo más profundo: autonomía, propósito, bienestar y comunidad. Las empresas que no comprendan esto corren el riesgo de perder a sus mejores profesionales, incluso sin previo aviso.

Flexibilidad: el nuevo lenguaje del compromiso

Durante años, la flexibilidad se percibió como un privilegio. Hoy es una exigencia. Para la mayoría de los profesionales tecnológicos, la posibilidad de elegir dónde y cuándo trabajar es tan importante como el salario. La experiencia del teletrabajo durante la pandemia consolidó una expectativa que ya no tiene marcha atrás.

Diversas encuestas laborales revelan que casi el 40 % de los empleados del sector IT ha renunciado a un puesto por falta de flexibilidad, mientras que ocho de cada diez aseguran que esta condición es determinante para seguir en una compañía. El mensaje es claro: la retención empieza por la confianza. Permitir que las personas organicen su jornada no solo mejora su bienestar, sino que también impulsa la productividad y reduce el absentismo.

El equilibrio híbrido: entre la autonomía y el sentido de equipo

El modelo que más satisfacción genera es el híbrido: una combinación de días presenciales y remotos que permite mantener la colaboración sin renunciar a la independencia. Quienes trabajan bajo este esquema afirman sentirse más equilibrados, más creativos y menos propensos al agotamiento. Además, varios estudios sobre comportamiento organizativo demuestran que las empresas con horarios flexibles tienen un 25 % menos de rotación que aquellas con estructura rígida.

Eso sí, la flexibilidad sin coordinación puede volverse caótica. Por eso muchas organizaciones establecen “horas núcleo” para reuniones conjuntas o revisiones técnicas, junto con políticas de desconexión digital. El objetivo no es controlar, sino garantizar que la libertad individual no rompa el engranaje colectivo.

Motivación: mucho más que un buen sueldo

El segundo gran pilar de la fidelización es la motivación. En un sector donde el conocimiento se actualiza cada mes, los profesionales necesitan sentir que aprenden y avanzan. Ya no se conforman con ejecutar tareas repetitivas o mantener sistemas heredados: quieren desafíos que estimulen su curiosidad y desarrollen sus habilidades.

Diversos estudios de retención confirman que los ingenieros que participan en proyectos técnicamente retadores permanecen más tiempo en la empresa. También influyen la posibilidad de formación continua, el reconocimiento interno y la claridad sobre cómo pueden progresar en su carrera. Por eso cada vez más compañías apuestan por planes personalizados de desarrollo o rotaciones entre proyectos, lo que mantiene el interés y evita la monotonía.

Reconocimiento, liderazgo y bienestar emocional

No hay motivación sostenible sin un entorno humano saludable. Las encuestas sobre clima laboral muestran que la relación con el líder directo es uno de los principales motivos por los que una persona decide quedarse o marcharse. Un jefe que comunica, reconoce y apoya es el mejor antídoto contra la desafección.

Además, el sector tecnológico convive con una presión constante: plazos ajustados, entregas críticas y jornadas largas. Por eso, los programas de bienestar emocional —desde pausas activas hasta asistencia psicológica o días de descanso adicional— están ganando peso. Cuidar la salud mental no es un lujo: es una inversión en permanencia.

Comunidad: el factor invisible que retiene

El tercer elemento clave es el sentido de pertenencia. En un ámbito donde muchos trabajan a distancia, sentirse parte de una comunidad marca la diferencia. Las empresas que fomentan espacios de colaboración —ya sean virtuales o presenciales— consiguen empleados más comprometidos, innovadores y leales.

Las llamadas “comunidades de práctica” son un buen ejemplo. Se trata de grupos internos donde profesionales con intereses similares (por ejemplo, inteligencia artificial, ciberseguridad o desarrollo ágil) comparten aprendizajes y retos. Estas dinámicas crean un entorno de apoyo mutuo y orgullo colectivo, lo que reduce significativamente la rotación voluntaria.

El modelo híbrido reduce la rotación laboral en más de un 25 % y mejora la satisfacción del equipo.

Mirar más allá de la oficina: ecosistemas que inspiran

También es fundamental abrir las puertas al exterior. Participar en conferencias, proyectos open source o meetups tecnológicos fortalece la motivación y proyecta la marca empleadora. Cuando una organización impulsa que su gente se relacione con la comunidad global, demuestra confianza y compromiso con su desarrollo profesional.

Los estudios sobre engagement confirman que los empleados que se sienten parte de un ecosistema —no solo de una empresa— muestran un 20 % más de intención de permanencia a largo plazo. La conexión social se convierte, así, en un refuerzo emocional tan poderoso como cualquier incentivo económico.

Hacia un modelo integrado de fidelización

Las empresas que logran retener talento IT no se centran en una sola estrategia. Integran la flexibilidad, la motivación y la comunidad en un modelo coherente. Por ejemplo, incluyen al candidato en foros técnicos incluso antes de su incorporación, diseñan programas de aprendizaje continuado y fomentan el reconocimiento entre pares.

Además, evalúan constantemente el clima interno, la satisfacción y las causas de salida para ajustar sus políticas. Este ciclo de escucha activa permite adaptarse a las expectativas cambiantes del sector tecnológico, donde el aprendizaje continuo y la autonomía son tan esenciales como el código que se escribe.

Una nueva ecuación para el talento del futuro

El nuevo contrato emocional entre empresas y profesionales tecnológicos se resume en una idea: si me ayudas a crecer, me quedo. Las generaciones actuales de ingenieros, analistas y desarrolladores buscan algo más que un puesto: quieren propósito, aprendizaje y equilibrio.

Por eso, fidelizar talento IT no consiste en retener por retener, sino en crear un entorno donde la gente quiera quedarse. Un lugar donde el trabajo sea retador pero humano, donde la flexibilidad no sea una excepción y donde exista una comunidad que inspire y acompañe. En ese triángulo —flexibilidad, motivación y pertenencia— se juega hoy el verdadero futuro del talento tecnológico.

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