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Consejos útiles para la empresa Gestión de talento

Adiós al talento cautivo: la nueva ola de profesionales híbridos y multiproyecto

Durante años, las empresas han valorado al empleado «cautivo»: alguien dedicado en exclusiva, con un contrato estable y una presencia diaria en la oficina. Pero en pleno 2025, ese modelo se tambalea. Estamos asistiendo a una transformación profunda del mercado laboral, marcada por el auge del talento multiproyecto: profesionales que combinan varios trabajos, colaboraciones freelance o incluso proyectos propios al margen de su empleo principal.

Según el Future Workforce Index 2025, el 28 % de los trabajadores del conocimiento ya no siguen modelos tradicionales, sino que apuestan por estructuras flexibles, donde el control del tiempo, el desarrollo profesional y la diversidad de proyectos priman por encima de la estabilidad convencional. Este fenómeno no es puntual ni minoritario: en Estados Unidos, el número de freelancers creció un 90 % entre 2020 y 2024, y se estima que en 2027 alcanzarán los 86,5 millones de personas.

Del compromiso fijo a la colaboración flexible

Este nuevo paradigma laboral pone en jaque muchas de las lógicas tradicionales de recursos humanos. Por ejemplo, la idea de «fidelizar talento» con un buen sueldo y estabilidad pierde fuerza cuando ese talento busca, sobre todo, libertad y crecimiento. El 36 % de los empleados a tiempo completo se plantea actualmente pasarse al freelancing, y una parte ya combina ambas realidades: trabajan para una empresa mientras mantienen proyectos paralelos.

En este contexto, los departamentos de RRHH se ven obligados a repensar cómo atraer, gestionar y retener perfiles que no quieren ni pueden ser exclusivos. Esto implica rediseñar contratos, flexibilizar beneficios, y sobre todo, cambiar la mentalidad. El reto no es evitar que la gente tenga proyectos propios, sino aprender a convivir con ello y generar vínculos que no dependan de la exclusividad.

El riesgo de ignorar la nueva realidad

Negarse a aceptar esta tendencia puede tener consecuencias. Empresas que imponen cláusulas restrictivas, que desconfían de los perfiles híbridos o que siguen midiendo el compromiso en horas presenciales corren el riesgo de perder competitividad. Porque mientras tanto, otras organizaciones ya están aprovechando el talento multiproyecto como una ventaja estratégica.

Una estrategia emergente es la creación de bancos de talento colaborador: redes de freelance recurrentes o ex empleados que conocen la cultura interna y están disponibles para proyectos puntuales. Esto permite acceder a competencias altamente especializadas, ajustar costes según demanda, y mantener un vínculo emocional con perfiles que ya no trabajan en plantilla, pero siguen aportando valor.

También empieza a extenderse la idea de ofrecer «proyectos boutique» dentro de la organización, atractivos y retadores, para captar a profesionales que valoran la novedad, el impacto directo y el aprendizaje constante. En lugar de contratar a alguien para siempre, se abre la puerta a que colaboren temporalmente, aportando toda su experiencia y marchándose con una buena impresión que los convierta en futuros embajadores.

Una oportunidad para innovar en la gestión del talento

El talento multiproyecto, bien gestionado, no fragmenta la cultura de empresa: la enriquece. Obliga a crear entornos más colaborativos, a medir por resultados y no por permanencia, y a construir propuestas de valor más sinceras. Ya no vale prometer «desarrollo profesional» si el puesto es estático; ni hablar de «conciliación» si se exige presencia constante. El nuevo profesional quiere elegir, crecer y participar sin renunciar a su libertad.

Esto implica también revisar las herramientas de trabajo, los sistemas de comunicación, y los indicadores de rendimiento. Si un profesional trabaja para ti 10 horas a la semana pero entrega resultados de alto impacto, ¿de verdad necesitas que fiche todos los días? La confianza, la claridad de objetivos y la autonomía se convierten en los pilares de la nueva relación laboral.

Mirar al futuro sin miedo

El fin del talento cautivo no significa el fin del compromiso. Significa abrir la puerta a nuevas formas de colaborar, donde las personas aportan lo mejor de sí porque eligen hacerlo, no porque estén obligadas. Para muchas empresas, esto supone un salto cultural. Pero también una gran oportunidad: atraer talento diverso, reducir rigideces y adaptarse mejor a un entorno que cambia cada vez más rápido.

En definitiva, el talento multiproyecto ha llegado para quedarse. Y las organizaciones que lo entiendan primero serán las que mejor sabrán crecer en el nuevo mundo del trabajo.

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