Durante años, el proceso de selección se entendía como un examen unilateral: la empresa evaluaba al candidato y decidía si encajaba o no. Pero esa lógica está quedando obsoleta. En 2025, las entrevistas laborales son cada vez más un ejercicio de doble sentido, donde también los candidatos analizan, comparan y deciden si la empresa merece formar parte de su futuro.
Según un informe de LinkedIn (2024), el 87 % de los candidatos asegura que la experiencia de selección influye directamente en su decisión de aceptar una oferta. La entrevista ha dejado de ser un filtro técnico para convertirse en un momento clave de construcción —o destrucción— de reputación.
Del poder del empleador al poder compartido
La escasez de talento en sectores estratégicos explica parte de este cambio. Según el INE, en España se cerró 2024 con más de 140.000 vacantes sin cubrir, con especial tensión en tecnología, sanidad e ingeniería. En ese escenario, el candidato sabe que tiene poder de elección.
Por eso, durante las entrevistas surgen preguntas que van mucho más allá de las funciones del puesto: ¿qué cultura tiene la empresa?, ¿cómo mide el desempeño?, qué políticas reales de flexibilidad aplica o qué programas de bienestar ofrece. En otras palabras, la entrevista se convierte en una conversación bidireccional.
La entrevista como escaparate cultural
Cada interacción con un candidato es, en realidad, una prueba de coherencia. Según Glassdoor, el 86 % de los aspirantes investiga la reputación de una compañía antes de postularse. Si lo que experimentan en la entrevista contradice lo que han leído en su web o redes sociales, la desconfianza aparece de inmediato.
Un retraso sin explicación, un feedback inexistente o un proceso demasiado largo pueden ser interpretados como señales de desorganización interna. Por el contrario, procesos ágiles, feedback claro y entrevistas humanas transmiten confianza y hacen más atractiva a la empresa como lugar para trabajar.
Qué buscan los candidatos cuando evalúan a una empresa
No se trata de intuiciones, sino de prioridades bien claras. Distintos estudios muestran que los profesionales analizan principalmente:
- Flexibilidad: el 64 % de los empleados en España prioriza la opción de teletrabajo parcial (Randstad, 2025).
- Propósito: el 70 % de los jóvenes de la generación Z afirma que solo trabajará en empresas alineadas con valores sociales y medioambientales (Deloitte Global Gen Z Survey, 2024).
- Bienestar: el 67 % de los empleados españoles quiere más servicios de salud mental en el trabajo, pero solo un tercio los recibe (InfoJobs, 2025).
Estos factores, que antes se consideraban “extra”, se han convertido en criterios de decisión tan importantes como el salario o la estabilidad del contrato.
El rol de RRHH en esta nueva dinámica
Para Recursos Humanos, este giro exige rediseñar la forma de plantear y conducir los procesos de selección. La entrevista ya no puede ser un cuestionario cerrado, sino un diálogo transparente y estructurado, donde ambas partes exploren si hay encaje real.
Además, el tiempo de respuesta se ha vuelto crítico: según Robert Walters, el 62 % de los candidatos españoles rechaza una oferta si el proceso de selección se alarga más de 4 semanas. La rapidez, la claridad y la honestidad son ahora parte esencial de la propuesta de valor.
De la prueba al diálogo: el nuevo paradigma de selección
Las entrevistas laborales de 2025 ya no son exámenes que el candidato debe aprobar, sino espacios de decisión compartida. El talento tiene más opciones que nunca, y eso obliga a las empresas a ser coherentes, ágiles y atractivas desde el primer contacto.
Las organizaciones que lo entiendan y adapten sus procesos no solo atraerán a los mejores, sino que también lograrán fidelizar a profesionales motivados, comprometidos y alineados con su cultura. El futuro de la selección no es unidireccional: es un encuentro de iguales en busca de un proyecto común.
Entrevistas 2030: del cara a cara a la experiencia integral
El futuro apunta a que las entrevistas dejarán de ser momentos aislados para convertirse en experiencias completas de relación candidato-empresa. Según Gartner, en 2030 más del 60 % de los procesos de selección incluirán simulaciones digitales, dinámicas en entornos virtuales o inteligencia artificial para personalizar la experiencia. Pero, paradójicamente, cuanto más se digitaliza el proceso, mayor será la necesidad de humanizar el contacto real.
En otras palabras: la entrevista del futuro será un híbrido entre tecnología avanzada y autenticidad humana. Las empresas que logren equilibrar ambos aspectos no solo ganarán en eficiencia, sino que también serán percibidas como lugares de trabajo atractivos y confiables.